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STORY
"Delicada como una mariposa, fuerte como un águila"

Cuando de empoderamiento se trata, me recuerdo a mí repitiendo esto cada día al despertar:


“Soy mucho más que lo que mi entorno dice, más inteligente que lo que mis notas demuestran, más linda de lo que puede reflejar mi espejo, más fuerte que mi enfermedad y más grande que mis pensamientos negativos”


Mi nombre es Melissa Chavarría Díaz, tengo 21 años y esta es mi historia:


Nací en julio 2001 y crecí sólo con mi mamá y mi abuelita los primeros años; ellas han sido uno de mis mayores ejemplos de empoderamiento a lo largo de la vida, pues el papel de madre soltera es bastante admirable; desde niña crecí con la idea de que puedo lograr muchas cosas teniendo el apoyo de las personas que me aman, pero principalmente creyendo que soy capaz de cumplir todos mis propósitos, desde el más pequeño hasta el más grande.


Desde que tengo memoria mi sonrisa ha sido algo característico en mí, y me siento orgullosa por lograr mantenerla, incluso en los momentos difíciles. 


Desde niña mi condición de salud fue muy inestable, desde alergias, asma, bajo peso, entre otras, hasta LES (Lupus eritematoso sistémico). Los síntomas y signos fueron estudiados por mucho tiempo hasta diagnosticarse gracias a los especialistas excelentes que tomaron sin peros mi complejo caso, es ahí donde encuentro una de mis inspiraciones para estudiar medicina.  



Tuve una infancia muy linda, pero también algo compleja como la mayoría de niñas que en algún momento desarrollan inseguridades a causa de los comentarios destructivos del entorno que las rodea, yo fui la niña “gordita” “nerd” “pálida” “sin estilo”, pero también logré convertirme en la niña con la mentalidad de “solo es una etapa que jamás volveré a vivir, ya vendrá mi adolescencia donde tendré cambios físicos y me veré diferente, no soy nerd, soy inteligente y dedicada, no soy pálida solo tengo un color de piel claro y tampoco me visto mal, simplemente mis compañeros solo me conocen de uniforme”.


Empezar a aceptarme tal como soy, es lo que me ha mantenido de pie durante toda mi vida. Los comentarios de las demás personas jamás se destruyen, quizás sólo se transforman, al igual que la energía. Siempre he sido aplicada y desde pequeña tengo un nivel de liderazgo aceptable para realizar muchas actividades grupales pequeñas y grandes, lo cual siempre generó envidias o felicitaciones, pero que nunca me hicieron cambiar mi forma de ser, pues si tengo un don lo voy a explotar al máximo hasta convertirme en una experta al respecto.


No puedo negar que en algún momento los comentarios de alguna manera me hicieron sentir mal y me estaba convirtiendo en una niña algo reservada, pero mi mamá al notarlo me inscribió en una academia de modelaje, elegancia y refinamiento, en la cual conocí a otra increíble mujer y maestra que me ayudó en mi proceso de transformación físico, mental y emocional, pues día a día en sus clases me sentía otra Melissa, mi vestuario, mi actitud y mi alegría. 



Mientras se desarrollaba el curso empecé a sentirme muy segura en mi manera de hablar, reír, vestir (y no les puedo negar que hasta de uniforme podía sentirme distinta, ya que tomé el gusto de combinar mi uniforme con un suéter, chaleco o accesorios de cabello, anillos, pulseras y más, claramente sin llegar a lo extravagante, pero sí mostrando sin palabras la niña en que me estaba convirtiendo).


Mi manera de ser y verme a mi misma fue cambiando, descubrí y logré pulir cualidades ocultas que hoy en día me siguen caracterizando. Claramente nuestra vida es un sube y baja, pues viví muchas etapas de mi infancia y adolescencia principalmente internada en hospitales, pero también haciendo actividades que amo: modelar, cantar, bailar, actuar e incluso ser reconocida académicamente.  No ha existido hasta el momento un año de mi vida en que no haya logrado obtener una distinción académica. 


Viviendo con Lupus


Las opiniones poco útiles como "sólo enferma estás siempre", "sólo te da el aire y te morís" y "tu casa es el hospital" son desafortunadas y no contribuyen en nada positivo. Sin embargo, en contraposición a estas opiniones, existe la verdadera Melissa, quien nunca permitió que su salud afectara su desempeño académico y logró altas calificaciones incluso estudiando en un hospital. En comparación con aquellos que nunca han enfrentado situaciones similares. Logre demostrar una fuerza de voluntad y dedicación digna de admiración. De hecho, si ella pudo superar sus obstáculos, todos podemos lograrlo si nos mentalizamos, organizamos y damos lo mejor de nosotros sin preocuparnos por la opinión de los demás.


Terminé mi etapa escolar básica (preescolar, primaria y secundaria con mucho éxito y honores) destacándome por participar en grupos y actividades extracurriculares, cada vez que era posible. Principalmente en mi secundaria, pues al ser un colegio de mi misma religión mejoré mi relación con Dios y aprendí mucho de la espiritualidad franciscana.



Una profesional de la salud


Es aquí donde empieza otra etapa hermosa y llena de retos de mi vida llamada: “Universidad”, gracias a Dios y a mi mamá, quien es mi pilar de apoyo logré comenzar mi carrera de medicina.


Siendo foránea, uno de mis mayores retos en estos 21 años, pero a la vez el reto que me iba a permitir demostrarme a mí misma y a las demás personas de lo mucho que soy capaz estando lejos de mi hogar y estudiando una carrera bastante demandante con mi condición de salud en donde existen días buenos, días malos y algunas veces solamente días.


Estudio en UNICA Nicaragua, universidad hermosa y llena de todo lo que un estudiante necesita para sentirse cómodo, en confianza, alegres, pero también aptos para ejercer sus carreras en un futuro pues las competencias académicas de mi universidad son excelentes. 


Aquí he encontrado un lugar seguro, un segundo hogar y personas que me han brindado el apoyo y comprensión necesaria para hacer más ligera y llevadera mi vida universitaria; incluso en periodos de crisis de mi enfermedad, ellos me han hecho sentir mucho más segura de mí misma sin distinciones, lo cual llevo en el fondo de mi corazón, sin duda alguna esta etapa se está convirtiendo en una de las mejores de mi vida.  No hay manera de que cambie este lugar, momento y personas que me han ayudado a nunca olvidar que pese a las inseguridades que algún día tuve, hoy en día soy una joven que puede decir: “


"SOY FUERTE, EMPODERADA, CAPAZ Y PRINCIPALMENTE UNICA”


Si conviven con alguna enfermedad crónica o no, conviertan eso en una motivación para seguir adelante y demostrar lo capaces que son y recuerden que en mi infancia según las otras personas los hospitales eran mi “segunda casa”, hoy en día también lo serán pero no como paciente sino como la doctora que logrará ayudar a muchos otros humanos, no se frustren y traten en todo momento de ver el lado positivo a todo comentario poco productivo, pues muchas veces estos serán el empuje que necesitamos para aprender a amarnos y mimarnos a nosotros mismos.


Algunos días volveré a ser la paciente, pero también seré la doctora y eso me demuestra sin tantas palabras hasta donde he escalado el día de hoy.


La vida da muchas vueltas, pero en cada giro he aprendido a transformar mis debilidades en fortalezas, para aceptarme y lograr ayudar a otras personas. Construirnos día a día sin importar nada más que nuestra paz mental es lo que nos llevará al éxito futuro, las frustraciones son comunes pero no significan que debemos vivir constantemente con ellas pues nos limitan a ver lo positivo de la vida, está bien no estar bien porque ningún proceso es lineal, pérdidas de seres queridos, cambios de ambiente, rutinas, indiferencias y más son los momentos que nos ayudan a descubrir nuestro nivel de resiliencia para lograr superarnos a nosotros mismos y ser ejemplo para quienes lo necesitan.


Agradezco a UNICEF por el increíble voluntariado que he tenido el honor de conocer y ser parte, pues me ha brindado la oportunidad de convivir con muchos niños y niñas que sin saberlo son grandes ejemplos de superación personal y empoderamiento.


Vivan, gocen, recuerden hablarse con amor a ustedes mismas, riéguense y cuídense como si fueran una hermosa plantita, son fuertes y empoderadas como no se imaginan y capaces de lograr todo lo que se proponen día a día en su vida, no importa si los pasitos son lentos lo importante es dejar huellas positivas siempre, todas somos delicadas como una mariposa y fuertes como un águila.


Mira cómo está la participación de los jóvenes para un cambio social a través de los números.
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